jueves, 10 de julio de 2008

Música: cantautores como Javier Krahe.



No hay mucho cantautores que merezcan la pena en España: Serrat, Sabina, Pedro Guerra, Javier Ruibal y Javier Krahe, son algunos de lo ejemplos que podemos defender como buenos productores de unas canciones con música y letras, algunas de ellas exquisitas.

Una crítica política de Javier Krahe al todopoderosos partido de izquierdas de España en su momento le costó el veto para cantar en ayuntamientos comandados por los defensores de la libertad de la palabra.

Krahe se preocupa por el amor y las dudas que éste genera: si es complicado mantenernos cuerdos por sí solos, compartir a veces nuestros miedos con otra persona se hace imposible.
La autocrítica es perfecta en este artista: desde los años 80 se lleva riendo de sí mismo, por lo que le resulta cómodo reírse de lo que está fuera.

Sus letras son mordaces, cáusticas, dolorosamente irónicas e hirientes con el poder, el clero (como forma de poder y desunión) y la moderna modernidad que los modernos modernistas o posmodernistas queremos llevar hoy a toda prisa y modernización, claro.

El consumo, el neoliberalismo capitalista al que estamos acostumbrados, el matrimonio, el sexo y el mal gusto, también son puestos en entredicho.

Escribe a favor de la razón, pero no de un realismo vacío y la pena gratuita. EE.UU. y su afán de mandato tampoco se libran de los comentarios, así como nuestro propio país o la pena de muerte (que, como él dice, sólo la canta en los conciertos cuando ha ojeado el periódico y ha visto alguna orden de matar a un ser humano), le motivan para subjetivizar su opinión sobre tales temas, complicados ya de por sí.



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