Ninguna época acaba en un momento dado: siempre intentamos aprender o enseñar así, porque pedagógicamente es más fácil. El Barroco continuó durante años pero las reacciones a la exagerada forma de ver y sentir el mundo que los artistas demuestran, se van reformando hasta confluir en una vuelta al pensamiento respetuoso con las formas y las tendencias se perfeccionan sin ese retorcimiento que el Barroco supuso en el arte y el ánimo del siglo XVII.
En Italia, a partir de 1700 se retoma el gusto por lo antiguo, refiriéndonos con esto al estilo grecorromano del arte, con Canova a la cabeza, o Panini y Boileau desde Francia, retoma a Homero y a Aristóteles, fijando unas normas en métrica (Poética) para la poesía y en la escena para el teatro: espacio, tiempo y lugar serán respetados por los autores; lo cómico se separará de lo trágico y se eliminará lo misterioso e imaginativo. La muerte de Marat, de J. L. David
Todo esto conlleva una línea realista como reacción al arte que hubo antes: no olvidemos al profesor Orozco y su libro sobre lo barroco: él aporta que cualquier época tiene en su siguiente una reacción adversa y en su precedente, la negación de lo anterior, como ella misma, es decir,
Edad Media
Renacimiento
Barroco
Neoclasicismo
Romanticismo
Realismo
Vanguardias...
y así, entre la luz y lo medido y lo reglado, a la oscuridad y lo otro y de vuelta a la luz y de vuelta a la pelea entre realismo simple y lo no realista complejo, como el hombre: los hay simples, prácticos y realistas y los hay más complejos, alucinados y no realistas, como todo.
La oposición será una especie de primer intento romántico, que se irá viendo en una vuelta hacia lo oscuro, lo difuminado y que viene de Inglaterra y algunos escritores que se cansan de tanta regla y tanta perfección.
Feijoo, Luzán y el padre Isla, serán tres de los más importantes pensadores, escritores o propagadores de la cultura en España. Cadalso escribe Noches Lúgubres, libro fundamental para entender lo que vendría después en toda Europa: el Romanticismo.
En Italia, a partir de 1700 se retoma el gusto por lo antiguo, refiriéndonos con esto al estilo grecorromano del arte, con Canova a la cabeza, o Panini y Boileau desde Francia, retoma a Homero y a Aristóteles, fijando unas normas en métrica (Poética) para la poesía y en la escena para el teatro: espacio, tiempo y lugar serán respetados por los autores; lo cómico se separará de lo trágico y se eliminará lo misterioso e imaginativo. La muerte de Marat, de J. L. David
Todo esto conlleva una línea realista como reacción al arte que hubo antes: no olvidemos al profesor Orozco y su libro sobre lo barroco: él aporta que cualquier época tiene en su siguiente una reacción adversa y en su precedente, la negación de lo anterior, como ella misma, es decir,
Edad Media
Renacimiento
Barroco
Neoclasicismo
Romanticismo
Realismo
Vanguardias...
y así, entre la luz y lo medido y lo reglado, a la oscuridad y lo otro y de vuelta a la luz y de vuelta a la pelea entre realismo simple y lo no realista complejo, como el hombre: los hay simples, prácticos y realistas y los hay más complejos, alucinados y no realistas, como todo.
La oposición será una especie de primer intento romántico, que se irá viendo en una vuelta hacia lo oscuro, lo difuminado y que viene de Inglaterra y algunos escritores que se cansan de tanta regla y tanta perfección.
Feijoo, Luzán y el padre Isla, serán tres de los más importantes pensadores, escritores o propagadores de la cultura en España. Cadalso escribe Noches Lúgubres, libro fundamental para entender lo que vendría después en toda Europa: el Romanticismo.
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